(Extraído de los textos del catálogo de la muestra)
Liberando del encierro que ha sufrido el caos en una sociedad que prioriza el orden racional, Carlos Vargas, a manera del “ello” nos presenta un mundo de gestos impredecibles.
“Devoción” indaga en la conducta espontánea del individuo, desconoce la realidad inmediata para pasar a un mundo de impulsos por parte de la víctima y de necesidades o pulsiones por parte del artista.
Ante estas (sobrepasadas) demostraciones de afecto se dan reacciones -tan controladas como inconcientes-, que pasan a satisfacer no sólo el ello de Vargas sino también el deseo del espectador. Se provoca de este modo, un interesante intercambio de satisfacciones que genera un nuevo orden a partir del caos.
El mundo del arte, dejándose llevar por un juego de cortejos se permite ciertas concesiones, y en ellas encuentra otro mundo de afectos, placeres y desagrados.
Pablo Andino
Curador de la muestra